El historiador José María Sánchez Molledo recuerda la importancia que tenían los alfareros de Alcorcón durante la fiesta de San Isidro.
En su libro ‘Madrid. Capital San Isidro’, escrito junto a Juan Jiménez Calvo, decidió dedicar la portada a los alcorconeros fabricantes de utensilios de barro.
Así, en primer plano se observan decenas de botijos en el suelo, frente a la Ermita de San Isidro, unas piezas de barro que los madrileños compraban para llenarlos en la fuente de la que, desde hace 900 años, brota el agua milagrosa del santo.
«Antes no había botellas de plástico por lo que, si un madrileño quería llevarse agua de la fuente de San Isidro, que solo abría la semana de las fiestas del patrón, tenía que hacerlo en un botijo o cuenco de barro. Y, la mayoría de las veces, los compraba a los alfareros llegados de Alcorcón a la Ermita del Santo», explica Sánchez Mollero, autor también de ‘San Isidro de Madrid. IV Centenario de su canonización’ (www.artelibro.es)